Santiago Alcocer .- El estado naranja
16/Jun/2009 - 24/Jul/2009
La Galería Espacio Mínimo cierra la temporada actual con la primera exposición individual del joven artista madrileño SANTIAGO ALCOCER, El Estado Naranja, título que designa al mismo tiempo la serie de vídeos que la conforman, y que retoma de una serie de trabajos anteriores –Los Tres Estados (El Estado Azul, el Estado Negro y El Estado Blanco) y El Estado Gris-. El artista investiga acerca de la interpretación de los diferentes factores, tanto externos como internos, que condicionan nuestros estados de ánimo, y que pueden ser tan variados y tener tantos matices como la más amplia paleta de colores.
El Estado Naranja lo componen diez pequeños relatos audiovisuales de escasa duración realizados entre 2007 y 2009, que representan una realidad hipotética, un lugar donde la lógica no influye a la hora de narrar los sucesos, un mundo en el que las leyes de la naturaleza son interpretadas libremente, en el que el tiempo y el espacio adquieren otra dimensión. Con estas obras, el artista pretende dar vida a un espacio único y personal, con la intención de representar de forma gráfica la propia apreciación del entorno, la medida del tiempo y la comprensión del espacio físico que componen y rigen El Estado Naranja como un pequeño universo en el que, según él mismo reconoce, a veces se ve inmerso.
El escenario principal, muy íntimo y personal, es común en todas las piezas, convirtiéndose en un personaje más y condicionando las acciones que transcurren en él, teniendo, cada uno, algo que ver con un aspecto privado del artista. La interacción se logra con los escasos elementos que componen el encuadre -uno o dos espejos- que llegan a ser un protagonista destacado dentro del argumento, empezando por cumplir su función convencional, reflejar una imagen distorsionada, para convertirse en puertas de acceso hacia otros universos. Finalmente el artista se vale de ellos para realizar un juego ilusionista, una suerte de trampantojo que, más allá de limitarse a suscitar perplejidad, podrían significar, en sus propias palabras, una hipótesis que mi mente genera para comprender y dar sentido a la irrealidad que reflejan.
Los diez vídeos de la serie se superponen en dos de las salas de la galería, tres de ellos –Encuadre Naranja 7, Encuadre Naranja 8 y Encuadre Naranja 11, el número 10 no existe- en tres proyecciones simultáneas en la sala principal y los siete restantes en loop en pantalla de plasma en la sala inferior.
La exposición se completa con tres fotografías de gran formato que no pueden dejar de evocar el universo inquietante y turbador de los vídeos.