Susan Collis
SUSAN COLLIS realiza en sus instalaciones un interesante trabajo casi de camuflaje, un juego ilusorio de confusión que convierte sus proyectos en un renovado trompe-l’oeil formal y conceptual. Aparentemente puedes ver en ellas los restos del montaje de una exposición, algunos tacos en las paredes, tornillos doblados, maderas sueltas y rotas con clavos, carcomas, restos de pinturas…, suelo u objetos manchados, telas manchadas, etc. Al observar con detenimiento, los tacos de la pared son en realidad de coral o turquesa, los tornillos y clavos de oro o platino, las manchas de pintura son de madreperla o las carcomas pequeños brillantes, los restos de pintura azul en un trozo de marco, incrustación de lapislázuli, las manchas en los trapos son en realidad minuciosos bordados, etc.
Para la ejecución de sus obras, la artista se vale de una variedad de técnicas y estrategias de investigación que cuestionan aspectos como la percepción, el valor y el trabajo-la artesanía del arte. COLLIS ejecuta un ejercicio arqueológico a la inversa, un falso proceso de envejecimiento que juega con nuestra capacidad de discernir entre lo que creemos o esperamos ver y lo que realmente estamos viendo. Objetos cotidianos que presentan, aparentemente, las huellas, del uso y el desgaste del paso del tiempo. Pero esta aparente accidentalidad es, por el contrario, fruto de un meticuloso y lento proceso de trabajo. A COLLIS le interesa el cambio de valoración que hacemos al descubrir que realmente son elaboraciones cuidadosas, intencionadas, y que los materiales usados para realizarlas, que creíamos erróneamente comunes y sin valor, son preciosos económica y decorativamente.